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Actitudes básicas de Mindfulness: ‘No juzgar’

“Mira más allá de tus pensamientos, para que puedas beber el néctar puro de este momento”. 

                                                                                  Rumi

La actitud de ‘No juzgar’ es un elemento muy importante de la práctica de Mindfulness, de hecho es una parte de la definición original de Jon Kabat-Zinn sobre qué es Mindfulness, que él define como “La conciencia que surge al prestar atención de manera deliberada al momento presente y sin juzgar”. La última parte de esa definición, no juzgar, es desde mi punto de vista el mayor reto, porque cuando comienzas a prestar atención a lo que sucede en tu mente, descubres inmediatamente que tienes ideas y opiniones acerca de todo, que siempre estás juzgando lo que sucede en términos de me gusta o no me gusta, de quiero esto o no quiero esto, esto es bueno o esto es malo…Y descubres que es un flujo continuo de juicios sobre todo lo que acontece en tu vida. 

El no juzgar en la práctica de Mindfulness también puede llevar a confusión. Esta actitud se refiere a dejar de lado los juicios automáticos que surgen en tu mente con cada experiencia que tienes. No emitir juicios no se trata de evitar que los juicios surjan, eso es imposible ya que la naturaleza de la mente es juzgar.

En cambio, se trata de cambiar la relación con tus juicios. Saber que son pensamientos temporales y que no es necesario que te dejes llevar por ellos solo porque surgen en tu mente. 

Significa cultivar la capacidad de ser consciente de lo enjuiciadores que somos y de no juzgar ese hecho. Cuando nos relacionamos con este proceso de esa manera, comenzamos a ver que nuestro juicio es habitualmente blanco y negro y que nos quedamos aprisionados por este punto de vista. 

Pero el no juzgar no significa que uno deje de tener criterio. Significa cultivar el discernimiento, que es la capacidad de ver lo que realmente sucede, sin tener que juzgarlo, sino reconociéndolo y entendiéndolo, en relación a tus experiencias. 

Cuando hablamos de ser conscientes sin juzgar, hablamos de un grado muy fino de discernimiento, de claridad, de sabiduría, de entendimiento de las interconexiones entre las cosas, y al mismo tiempo, de la capacidad de notar la tendencia a juzgar rápidamente. Darnos cuenta de eso nos permite la creación de un velo frente a nuestros ojos, que no nos permite ver las cosas como son al ver lo que sucede solo a tráves de las lentes de nuestras ideas y opiniones, de lo que nos gusta y no nos gusta, que prácticamente nos ciega y no nos deja ver la realidad tal y como es. 

El cultivo de ser conscientes de los juicios es una maravillosa actitud, que nos permite ser amables sin juzgar a los demás ni a nosotros mismos cuando descubrimos nuestros propios juicios. La capacidad de cultivar esta actitud, nos permite encontrar la manera de navegar entre nuestros juicios de manera que no dominen nuestras vidas, nos permite reconocer que de hecho son tóxicos de alguna manera, y nos posibilita dejarlos en el discernimiento, y en la conciencia pura, lo que nos da acceso a vivir la vida de manera auténtica en el momento presente sin quedarnos atrapados en nuestros hábitos mentales no saludables.

Esta historia Zen del granjero y su hijo es un gran ejemplo de la actitud de ‘No juzgar’:

Beneficios de no juzgar

Practicar la atención plena es tener contacto directo con la experiencia que estamos teniendo. Ponerse en contacto con la experiencia real en sí es un estado liberador y pacífico. Además de eso, con la práctica del ‘No juzgar’ llegan una serie de beneficios:

  • El no juzgar nos abre a más belleza de la vida. Juzgar algo como “neutral” significa que no merece nuestra atención. Pero cuando eliminamos este juicio de “neutral”, tenemos la oportunidad de ver la belleza y la maravilla presentes en todos los aspectos de la vida. Cualquier actividad puede ser una experiencia maravillosa y enriquecedora si nos tomamos el tiempo de prestarle atención.
  • El no juzgar nos ayuda a salir de la rutina hedónica. La insatisfacción proviene de la búsqueda interminable de querer más. Ya sea dinero, logros o títulos, la motivación de esa búsqueda proviene del juicio de que lo que tenemos ahora no es suficiente. Al dejar de lado ese juicio, podemos apreciar las innumerables cualidades positivas de dónde nos encontramos y de lo que tenemos ahora.
  • El no juzgar nos ayuda a cultivar una mente en paz.  Nuestros juicios son la única fuente de estrés sobre las cosas “malas” de nuestra vida o lo que pueda suceder en el futuro. Dejar ir el juicio de “mal” o “malo” nos libera del sufrimiento que ocasiona interpretarlo de esta manera.
  • El no juzgar nos ayuda a ver con claridad. Al reaccionar a nuestros juicios, solo estamos viendo nuestra interpretación de lo que está allí. Dejar de lado esos juicios nos ayuda a ver las cosas como realmente son.

Termino con un fantástico vídeo para pararse y reflexionar sobre el hecho de juzgar alguien:

Un abrazo grande y afectuoso y muchas gracias por leerme,

Ismael

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