“¿Cómo sería si pudiera aceptar la vida, aceptar este momento, exactamente como es?”
Tara Brach
La aceptación es otra de las actitudes básicas y fundamentales en la práctica de Mindfulness. Antes de hablar de ella, quizás pueda ser de ayuda comprender primero qué es y cómo ocurre la ‘No aceptación’.
Cómo ocurre la no aceptación
Es un proceso que ocurre al vivir de manera no consciente. La vida entonces se divide entre experiencias deseadas y que continuamente perseguimos, como todo lo que nos produce placer o excitación, y las experiencias que rechazamos porque las encontramos demasiado desagradables e incómodas para estar presentes.
Lo que sucede entonces es que evitamos a toda costa el aburrimiento, la soledad o la tristeza por ejemplo. En lugar de experimentar estas emociones y estados de ánimo directamente, buscamos refugio en racionalizar y reformular las experiencias en exceso, o simplemente tratamos de mantenernos ocupados con algo. Como consecuencia, sentimos miedo de dejar que nuestra vida sea lo suficientemente tranquila como para reducir la velocidad y sentirlo todo.
Aunque no nos demos cuenta, en este proceso no consciente, uno es selectivo al experimentar sus sentimientos. Todos nos resistimos a algo: es un elemento de nuestra psicología el estar más orientado hacia el placer. Todos tenemos archivos de experiencias emocionales no procesadas debido a esta tendencia.
Algo importante que demos de tener en cuenta, es que vivir de este modo es la manera de crear un hábito que nos prepara para la infelicidad y la disfunción.
¿Cómo sé lo que no estoy aceptando?
Esta es una buena pregunta que debemos de hacernos y la respuesta probablemente no sea obvia.
En mi experiencia, la única forma de comenzar a comprender lo que habitualmente no aceptamos es comenzar a desarrollar las funciones del cerebro que nos permiten ver la realidad tal y como es y no como queremos que sea, en otras palabras, practicar Mindfulness o Conciencia Plena. Esta práctica es lo que hace observable lo inobservable. A partir de ahí, podemos empezar a ver qué evitamos, a qué nos resistimos, cuándo y cómo lo hacemos.
Aceptación
La aceptación es un proceso muy activo y no hay nada pasivo en ella. Aceptación no significa resignación, es decir, creer que no puedes hacer algo y entonces aceptarlo, lo cual sería rendirse.
La aceptación es un reconocimiento activo, de que las cosas son como son, y no como nosotros queremos que sean.
La aceptación es la voluntad de experimentarnos a nosotros mismos y a nuestras vidas tal y como son. Es un alejamiento del autoengaño y un acercamiento a la realidad.
La aceptación es llegar a un acuerdo con nuestra situación actual. Si reconocemos la realidad de las cosas, tendremos acceso a la capacidad de aplicar nuestra sabiduría en esa situación para cambiar nuestra relación con lo que ocurre de alguna manera que pueda ser sanadora o transformadora. Sin aceptación de nuestra propia situación no podemos reconocer en qué punto nos encontramos y lo que está sucediendo, y sin esa información se hace muy complicado saber cual es el primer paso que tenemos que que dar. Necesitamos saber y aceptar dónde nos encontramos antes de poder comenzar a pensar en cómo llegar a donde deseamos estar. La aceptación es el primer paso para cualquier cambio radical.
Es también importante reconocer que la aceptación no significa aprobación. El hecho de que elijamos abrirnos a pensamientos, emociones, sentimientos y experiencias dolorosas no significa que los estemos tolerando o aprobando. Simplemente significa que reconocemos su presencia con conciencia plena, apertura y curiosidad. De ese modo ya no estamos luchando contra lo que es. Simplemente lo aceptamos.
Al aceptar sentimientos, pensamientos o sensaciones y profundizar en ellos, la experiencia cambia. Incluso con dolor físico, cuando experimentamos sintiéndolo realmente, el dolor se reduce. En este sentido es importante recordar que aquello que se acepta no es aceptado para deshacernos de ello, sea un sentimiento o un dolor físico, ya que eso no es aceptación. Necesitamos reconocer la sensación, sentimiento o pensamiento sin intentar cambiarlo en absoluto. Es un acto de pura aceptación de lo que está presente en este momento, tal como es.
Si toda esta aceptación o reconocimiento de un dolor parece imposible, debemos de intentar captarlo y dar aunque sea un mínimo paso hacia él. El paso más pequeño paso hacia la aceptación puede establecer una cadena de eventos que finalmente conduzcan a la transformación. Cualquier pequeña cantidad de aceptación es mejor que ninguna.
Hoy termino con un vídeo sobre ‘Aceptación radical’ de Marsha M. Linehan, psicóloga y responsable del desarrollo de la terapia dialéctica conductual o TDC.
Un abrazo grande y afectuoso y muchas gracias por leerme.
Ismael