“La meditación es como la agricultura … se requiere el suelo adecuado para cultivar cualquier cosa, pero nada crecerá si el suelo se estropea al forzar o presionar demasiado”.
Jon Kabat-Zinn
Esta cita es un gran ejemplo de la actitud de no esforzarse o no forzar porque lo que se enfatiza no es la falta de esfuerzo, sino el esfuerzo justo y adecuado. La siembra de las semillas es fundamental, cuidar y remover el suelo es importante y regar los cultivos es necesario, pero haciendo todo ello sin tratar de esforzarte demasiado ni forzar demasiado lo que se hace. En realidad, lo que la cita de Jon Kabat-Zinn nos enseña es que el crecimiento y la nutrición de la tierra simplemente ocurren por el equilibrio entre esforzarse y no esforzarse, o dicho de otra manera suceden por esforzarse de manera adecuada.
No forzar
Cultivar la conciencia plena significa adoptar una postura de no tener que conseguir objetivos ni de querer llegar a ningún sitio de manera forzada. Esto es lo que se denomina ‘no esforzarse’, ‘no forzar’ o ‘no hacer’, permitiendo que las cosas sucedan, siendo conscientes de ello, sin tener que actuar sobre ellas, sin tener que hacer que nada suceda, o sin intentar experimentar un estado especial. Consiste simplemente en dejar que la vida se desenvuelva momento a momento sin ningún tipo de agenda predeterminada. Esto es increíblemente curativo y restaurador, ya que siempre estamos en el camino de un momento mejor en el futuro, intentando escapar de algo del pasado.
Practicar el no esforzarse, y el no hacer, significa dejar que las cosas sean como son, es decir, dar la oportunidad a la vida para que se despliegue de manera natural, respetando sus ritmos y necesidades. Significa cultivar la capacidad de parar, observar, tomar conciencia de qué sucede momento a momento y darnos cuenta de que la mayor parte del tiempo lo que sucede a nuestro alrededor y dentro de nosotros no requiere de nuestra intervención.
Esto no es nada sencillo de llevar a cabo porque tenemos muchas cosas que hacer y objetivos que conseguir, pero cuanto más larga sea la lista de hacer, más tiempo debemos dedicar a practicar el no hacer y el no esforzarse para darnos cuenta de que lo que sucede es suficiente, aunque quizás no sea como nosotros queremos, no sea agradable y no sea placentero.
Practicar el no esforzarse o el no hacer significa que no debemos intentar escapar, arreglar, o hacer que algo suceda, sobre todo cuando algo no nos gusta. Esta actitud no significa no hacer las cosas que debemos de hacer. Al contrario, significa hacer lo que debemos de hacer, pero con mayor sabiduría y de manera más acorde a la situación.
Asociar metas e intenciones
Una imagen clara de cómo practicar la actitud de no esforzarse es asociar nuestras metas con sus intenciones. Pongamos el ejemplo de que nos hemos fijado el objetivo de completar un proyecto en el trabajo en un tiempo determinado. Si integramos nuestro objetivo con la intención de ampliar nuestros conocimientos y nutrir a nuestro equipo, el estrés se reducirá, los desafíos se verán como oportunidades y el intercambio de ideas y el apoyo serán bienvenidos.
El motivo por el que sucede esto es porque que las intenciones dentro de nosotros marcan el tono para avanzar hacia nuestras metas, ya sean laborales o personales. Una vez que tengamos claras nuestras intenciones, el enfoque en el proceso y en la acción, nos llevará a emplear nuestra energía con la actitud de no esforzarse, es decir, con el esfuerzo justo, con el equilibrio adecuado entre esfuerzo y no esfuerzo, sin ansiedad ni estrés por lo que sucederá en el futuro desconocido. Con el cultivo de esta actitud podemos cultivar la fortaleza interior para tener metas y objetivos, pero no apegarnos al resultado.
Te invito a ver el vído de la Dra. Butzer en el cual habla de ‘Conseguir más haciendo menos’.
Muchas gracias por leerme y un abrazo grande y afectuoso,
Ismael