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Los cuatro fundamentos del mindfulness: ‘Mindfulness de las sensaciones’

  1. Sensaciones

El segundo de los cuatro fundamentos del mindfulness es ‘el mindfulness de las sensaciones’. Podría decirse que toda la enseñanza del Buda se basa en el sufrimiento y el final del sufrimiento, el cual está directamente ligado a nuestra percepción de las sensaciones y a nuestra relación con ellas. 

Debido a que nuestro cuerpo, sentidos y consciencia carecen del entrenamiento adecuado, padecemos dolor físico, tal como el causado por la enfermedad y envejecimiento, y dolor emocional, como la pena y la aflicción.

Nuestro sufrimiento surge porque creemos que los cinco agregados -cuerpo, sensaciones, percepciones, pensamientos y conciencia- son nuestro yo, o que nuestro yo reside en los cinco agregados. De hecho, la sensación que tenemos todos de ‘yo soy’ o ‘yo existo’, -lo que la psicología occidental llama ‘el ego’, surge del aferramiento a estos agregados al considerarlos míos o mi yo.

Gracias al entrenamiento en el segundo fundamento del mindfulness –el mindfulness de las sensaciones-, podemos adiestrar nuestra mente para que utilice los inevitables dolores de la vida y la enfermedad como objetos de meditación. Realmente, no existe ninguna entidad permanente o yo que experimente el dolor. Al desarrollarnos espiritualmente nos damos cuenta de esta verdad y entonces ni el dolor físico ni la infelicidad mental pueden causarnos sufrimiento.

Al hablar del mindfulness de las sensaciones, hay que hacer un matiz sobre la palabra sensación, ya que abarca dos conceptos distintos. Por una parte se refiere a las sensaciones físicas, que son las impresiones que surgen a partir del contacto sensorial externo (las sensaciones se experimentan) y por otro, a las emociones, que son sensaciones no sensoriales generadas internamente, que son principalmente mentales o psicológicas (las emociones se sienten).                                                                             

El primer paso para desarrollar el mindfulness de las sensaciones es distinguir entre los tipos de sensaciones:                                              

  • Agradables
  • Desagradables
  • Neutras

Dos conceptos importantes al respecto de los tipos de sensaciones son que no existe ninguna categoría llamada ‘sensaciones mixtas’ y que el motivo para prestarles atención es para darnos cuenta de que siempre están cambiando sin que ejerzamos ningún control deliberado por nuestra parte. Es decir, toda sensación -agradable, desagradable o neutra-, es transitoria. Observando esto, podemos ver de forma muy clara que el yo no puede ser una entidad permanente.

Una vez que entendemos los tres tipos básicos de sensaciones, podemos empezar a establecer distinciones más precisas hasta llegar a ciento ocho tipos de sensaciones:

  • Cinco tipos de conciencia sensorial y los objetos que perciben:

1. Ojos y formas

2. Nariz y olores

3. Oídos y sonidos

4. Lengua y sabores

5. Piel y textura 

(Agradables, desagradables o neutras). Esto hace quince.

  • Mente: pensamientos, recuerdos, imaginaciones y sueños (agradables, desagradables o neutros). Esto hace dieciocho.
  • Cada uno de estos dieciocho tipos puede surgir como una sensación física o como una emoción generada internamente, lo que hace treinta y seis.
  • Multiplicando treinta y seis por los tres tiempos de pasado, presente y futuro hace ciento ocho.

Cuando comenzamos a prestar atención a las sensaciones, al principio solo las percibimos de manera superficial. La práctica consiste en cobrar consciencia de que experimentamos sensaciones placenteras, desagradables y neutras. Y, a medida que se profundiza la atención plena, comenzamos a percibir más distinciones. Por ejemplo, podemos diferenciar entre sensaciones y emociones y cuál es la consciencia sensorial que está conectada con cada sensación. Solo a través de la práctica podemos distinguir estas ciento ocho categorías.

¿Cómo surgen las sensaciones?

Comprender mínimamente este proceso nos ayuda a desarrollar la atención plena, ya que podemos ver que incluso una simple sensación, como el placer que experimentamos al contemplar la forma de una flor, aparece a partir de pasos interdependientes. El proceso es el siguiente:

Los sentidosestablecen contacto inicial con losobjetos(cada objeto posee una determinada cualidad o función)y lo transmiten a la mente. El contacto real tiene lugar en la mente. La conciencia emerge paralelamente a la exposición de los sentidos a un determinado objeto. La mente debe ser consciente para recibir el contacto transmitido por los sentidos e interpretarlo de forma correcta. Para ello se necesita atención consciente o plena y deliberada.

Cuando la mente entra en contacto con un objeto, aparece en ella una impresión mental que revela la función del objeto. Esa impresión es la sensación.

2. Sensaciones perjudiciales y beneficiosas

Al ir mejorando la capacidad para reconocer la gran variedad de sensaciones y emociones que existen dentro del conjunto de sensaciones, también se es consciente de los hábitos o tendencias que son sus causas subyacentes:

  • Las tendencias subyacentes de las sensaciones agradables son: codicia, deseo y ansia 
  • Las tendencias subyacentes de las sensaciones desagradables son: ira y odio
  • Las tendencias subyacentes de las sensaciones neutras son: ignorancia, engaño y confusión

Las sensaciones que se ven activadas por cualquiera de estas tendencias negativas se denominan sensaciones mundanas.

Deseo & Anhelo

El anhelo es nuestro creador (deseo del uno por el otro de nuestros padres).

Incluso las sensaciones dolorosas dan lugar al anhelo. Cuando surge una sensación dolorosa, no nos gusta, y entonces deseamos deshacernos del dolor y disfrutar del placer. Ambos deseos son anhelo.

Cada vez que experimentamos una sensación placentera, nos aferramos a ella. Si alguien nos sugiere que ese aferramiento es problemático, nos disgustamos y tratamos de justificarlo: ¿Cómo podría vivir sin aferrarme a mi familia, a mi casa, a mi país?. La verdad es que no queremos liberarnos del deseo.

Cuando estamos atados al placer sensorial, la liberación es imposible.

El placer sin dolor solo es posible cuando progresamos hasta estados superiores del Mindfulness. A diferencia del placer sensorial que solo conduce a unos instantes de felicidad temporal, la alegría que sentimos cuando alcanzamos la concentración profunda nos aporta paz y tranquilidad. Esta sensación beneficiosa va acompañada de energía y concentración, junto con el sano deseo de volver a experimentar ese maravilloso sentimiento de alegría una y otra vez.

Odio & Ira

El odio y la ira a menudo comienzan con una sensación de molestia o irritación. La tendencia subyacente a estas emociones es la aversión, es decir, la sensación de que no nos gusta algo y de que queremos alejarnos de ello.

Cuando prestamos atención, percibimos lo miserables que nos hace sentir el odio y la ira. Nuestra mente se nubla y nuestros pensamientos están confusos. Nos sentimos inquietos y agitados. Somos como una gran olla de agua en ebullición, en la que hay gran calor y confusión.

Para controlar el odio y la ira, el primer paso es tomar conciencia de ellos. Con la práctica, podemos aprender a reconocer sus síntomas e intervenir antes de que se agraven nuestros sentimientos.

Engaño

El engaño es la manera confusa en que vemos todos los objetos, incluyéndonos a nosotros mismos, como permanentes y dotados de un yo o alma. A causa de esta confusión, creemos que los objetos y nuestras sensaciones acerca de ellos -agradables, desagradables o neutras- pueden aportarnos felicidad permanente o bien causarnos desdicha permanente.

¿Qué es lo que origina esta confusión? Por un lado, cuando recordamos nuestra infancia, creemos que es el mismo yo el que existía entonces y el que existe en el presente, obviando las muchas maneras en que nuestro cuerpo, sensaciones y el resto de agregados han cambiado desde que éramos niños. También creemos que es este mismo yo el que vivirá hasta nuestra vejez, e incluso hasta la vida siguiente, ignorando todos los cambios que ocurrirán hasta entonces.

Una comprensión básica de la transitoriedad revela que esta creencia está equivocada. Todas las formas, sensaciones, percepciones, pensamientos, e incluso la conciencia misma, son transitorios: se originan, existen durante un tiempo y luego desaparecen. Nuestros confusos hábitos también son transitorios. Al igual que el anhelo, el engaño surge dependiendo de causas y condiciones. Cuando estas causas y condiciones cambian, tal como puede propiciar la práctica del Mindfulness, el engaño se desvanece.

Ecuanimidad

Es el sentimiento positivo que aspiramos a cultivar con la práctica de Mindfulness. Cuando reposamos en la ecuanimidad, nuestras sensaciones se hallan en perfecto equilibrio. No nos alejamos de las sensaciones desagradables ni nos aferramos a las placenteras. No estamos engañados por la ignorancia y vemos todo con gran claridad. No nos identificamos con las sensaciones, con lo cual estas fluyen silenciosamente, dejándonos en paz.

El sentimiento de ecuanimidad es neutro, aunque también espiritual. No es agradable ni desagradable, pero no es indiferente. Nos mantiene despiertos y alerta y nos permite proseguir la observación del cuerpo, sensaciones, pensamientos y otras experiencias, sin vernos empujados ni arrastrados por el deseo o la aversión.

Un abrazo grande y afectuoso y muchas gracias por leerme,

Ismael

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