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¿Qué es y qué no es mindfulness?

“El momento presente está lleno de alegría y felicidad. Si estás atento, lo verás”.

                                                                          Thich Nhat Hanh

Vivimos vidas extremadamente exigentes, excesivamente agitadas y con un enorme nivel de saturación. Cada instante estamos expuestos a una inmensa cantidad de información, que lejos de aportarnos claridad, nos confunde. Sumidos en nuestra inercia, dejamos de prestar atención a cómo nos sentimos, nos olvidamos de disfrutar de las cosas más sencillas de la vida y permanecemos continuamente ocupados y ausentes, desconectados de lo que realmente sucede en nuestra vida. Esta existencia mecánica, llena de objetivos engañosos y artificiales, nos ha desviado de lo primordial, el contacto con nosotros mismos.

Mindfulness nos invita a detenernos, a no hacer nada más que ser, a dar prioridad a ese estado para existir armónicamente. Pero las preguntas que surgen son, ¿qué es y cómo entramos en ese estado?. Mindfulness se trata básicamente de entrenar nuestra mente para que pueda vivir de manera presente y enfocada. 

Este entrenamiento no debe de suponer un trabajo duro, sino agradable y relajante, sin necesidad de tiempo extra para hacerlo. Esta es una de las características de mindfulness, el arte de encontrar formas creativas de generar la energía de la atención plena, la paz y la felicidad en la vida cotidiana.

Mindfulness nos ayuda a tocar la vida profundamente a lo largo del día, ya sea que nos cepillemos los dientes, lavemos los platos, caminemos al trabajo, comamos o conduzcamos. Podemos estar atentos mientras estamos de pie, caminando o acostados; mientras hablamos, escuchamos, trabajamos, jugamos y cocinamos. 

Otra de las múltiples ventajas del mindfulness es que, a pesar de tener su origen en la práctica budista, es totalmente secular y no es necesario ser practicante de una religión específica o formar parte de alguna escuela espiritual para practicarlo.

Definiciones

En el proceso de comprensión de la práctica de Mindfulness, es importante reflexionar sobre las definiciones de las personas pioneras en esta práctica, que la han enseñado e investigado durante décadas. 

La primera definición es obligatoriamente la de Thich Nhat Hanh, monje budista que ha sido pionero en traer la práctica de Mindfulness a Occidente desde principios de la década de los 70. Este extraordinario maestro habla de Mindfulness como “un tipo de energía que generamos cuando traemos nuestra mente de regreso a nuestro cuerpo y nos ponemos en contacto con lo que está sucediendo en el momento presente, dentro de nosotros y a nuestro alrededor. Tomamos conciencia de nuestra respiración y volvemos a casa con nuestro cuerpo, plenamente presentes para nosotros mismos y para lo que estemos haciendo.”

Según Thich Nhat Hanh, “cultivar la atención plena nos permite comenzar a concentrar nuestra concentración, y cuando nuestra atención plena y concentración son lo suficientemente poderosas, podemos tocar las cosas profundamente y descubrir su naturaleza, lo que se conoce como percepción. Y cuando tenemos una percepción (o visión), nuestra visión es un factor liberador que nos permitirá liberarnos de nuestra ira, de nuestros miedos y de nuestras desesperanzas.”

La segunda reflexión acerca de mindfulness que desde mi punto de vista debe de considerarse es la de Jack Kornfield, uno de los maestros de meditación occidentales más prestigiosos y también pionero en traer la atención plena a Occidente.  En su antología de enseñanzas. Introduce el mindfulness como una cualidad sobre todos las otras que es la clave del desarrollo de la sabiduría:

La manera más directa de entender nuestra situación vital, quiénes somos y cómo operamos, consiste en observar con una mente que simplemente nota todos los sucesos del mismo modo. Esta actitud no enjuiciadora, de observación directa, permite que todos los sucesos ocurran de manera natural. Manteniendo la atención en el momento presente, podemos ver cada vez con mayor claridad las verdaderas características de nuestra mente y nuestro proceso corporal”. (Kornfield, 1977).

Otra definición también, de alguna manera obligada, es la de Jon Kabat-Zinn, creador del programa MBSR en el año 1979 y considerado uno de los padres del movimiento Mindfulness en la era moderna en Occidente. Esta es su definición: ”Mindfulness es la conciencia que se cultiva prestando atención de forma sostenida y particular: a propósito, en el momento presente y sin juzgar el desarrollo de la experiencia momento a momento.”(Kabat-Zinn, 2003)

Por último, otra definición muy aceptada y completa es la del psicólogo Scott Bishop, que habla de mindfulness como “una clase de consciencia, no elaborada, no enjuiciadora, centrada en el presente, en el cual cada pensamiento, sentimiento o sensación que surge en el campo de atención es reconocido y aceptado por lo que es.” (Bishop et al., 2004)

Después de veinte años de formación y práctica, mi propia definición de mindfulness sería algo así: “la capacidad de orientar la atención al momento presente deliberadamente y de manera más hábil: sin prejuicios, sesgos ni juicios moralistas, con curiosidad, apertura y aceptación.
Este tipo de atención te permite observar todos los fenómenos que aparecen en el campo de la conciencia con una atención pura (no contaminada conceptualmente), sostenida y ecuánime (sin juicios de valor y sin reactividad cognitivo-emocional) y te recuerda volver diligentemente a este tipo de atención y al soporte de la misma cada vez que nos distraemos. Esta forma de prestar atención genera una conciencia serena, lúcida y ecuánime (estado pleno de conciencia)
.” 

Qué no es mindfulness o atención plena

Del mismo modo que es necesario desde mi punto de vista explorar las reflexiones y definiciones de los grandes maestros acerca de qué es mindfulness, también es fundamental saber qué no es mindfulness:

Mindfulness no consiste en tratar de relajarse

Tomar conciencia de lo que sucede en nuestra vida puede ser muchas cosas excepto relajante, especialmente si estamos atravesando una situación complicada. Pero aunque parezca una paradoja, a medida que vamos tomando más conciencia sobre nosotros mismos, nos vemos menos arrastrados por los sentimientos que van apareciendo.  Desarrollamos una relación menos reactiva con la experiencia interior y podemos reconocer. Y dejar ir más fácilmente las emociones intensas.

Mindfulness no es una religión

Aunque la meditación de atención plena haya sido practicada por monjas y monjes budistas durante más de 2500 años, cualquier actividad deliberada que aumente la consciencia de la experiencia del momento a momento es un ejercicio de atención plena. Eso significa que podemos practicar mindfulness como parte de una religión o no.

Mindfulness no trata de trascender la vida ordinaria

Mindfulness establece un contacto íntimo con cada momento de nuestra vida, por trivial o mundano que sea.  Con este tipo de conciencia, las cosas simples y ordinarias pueden llegar a ser muy especiales.

La atención plena también tiene que ver con experimentarse a uno mismo más plenamente, sin tratar de evitar las partes más oscuras de nosotros mismos.

Mindfulness no consiste en vaciar la mente de pensamientos

La mente producirá siempre pensamientos porque esa es su naturaleza. Mindfulness nos permite desarrollar una relación más armoniosa con nuestros pensamientos y sentimientos a través de una comprensión profunda de cómo funciona la mente. Con la práctica, surge la sensación de tener menos pensamientos porque no luchamos tanto contra ellos, porque no los perseguimos y porque no nos sobre-identificamos con ellos.

Mindfulness no es difícil

No hay que desanimarse al descubrir que la mente vaga continuamente. Esa es la naturaleza de la mente, al igual que también lo es hacerse consciente de su vagabundeo. Irónicamente, es en el momento mismo en el que surge la desesperación por no estar atentos, cuando nos volvemos atentos. No es posible realizar esta práctica a la perfección, ni es posible fracasar. Ese es el motivo por el que se le llama ‘práctica’.

Mindfulness no es un modo de escapar del dolor.

Este es el concepto más difícil de aceptar porque siempre hacemos las cosas con el deseo de sentirnos mejor. Uno se siente mejor con la atención plena y la aceptación, pero solo aprendiendo a no escapar del dolor. El dolor es como un animal salvaje que cuando está encerrado se comporta de modo salvaje tratando de escapar. Solo cuando esté en libertad se calmará. Mindfulness crea espacio emocional para que el dolor se libere.

Para terminar, un vídeo de Jon Kabat-Zinn sobre qué es mindfulness:

Un abrazo grande y afectuoso y muchas gracias por leerme,

Ismael

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