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Mindfulness o Conciencia Plena: aclaraciones y origen

“La vida es un baile. El mindfulness consiste en presenciar ese baile”.

                                                                                    Amit Ray

El neologismo inglés mindfulness y las expresiones conciencia plena o atención plena, se han convertido en términos cotidianos que sin embargo se utilizan sin realmente saber su significado, origen e implicaciones.

Antes de hablar en profundidad de mindfulness o conciencia plena, es conveniente aclarar algunos términos y conceptos que están relacionados y que pueden parecer iguales.

Conciencia

Existe acuerdo actualmente en definir la conciencia como la propiedad de saber quién es uno mismo y cuál es su lugar en el medio que le rodea.

Podemos entender entonces la conciencia como el conocimiento inmediato que cada uno posee de su propia existencia, de sus acciones y del mundo exterior.

Otro aspecto importante es que la conciencia es un estado mental, es decir, que requiere de una mente, al que se le agrega el proceso por el cual uno se siente a sí mismo estando despierto.

Gracias a las modernas técnicas de imágenes funcionales cerebrales que  proporcionan una extraordinaria información de las investigaciones de la neurociencia cognitiva, se ha descubierto que la generación de la conciencia es un fenómeno fisicoquímico.

Desde el punto de vista de la neurobiología, la conciencia es una función del cerebro, y deriva de las propiedades físicas del cerebro del mismo modo que la mente es el conjunto de las operaciones cerebrales. Representa la suma de toda la actividad de la corteza cerebral y depende, entre otros factores, de la integridad del estado de vigilia. En este punto es muy importante la distinción que hace el neurocientífico Antonio Damásio cuando dice que “Estar despierto es requisito para estar consciente, pero no hay que confundir la conciencia con la vigilia. Para estar consciente se necesita estar despierto, pero también tener una mente operativa (con contenidos) y, en el interior de esta, el sentido de ser uno mismo el protagonista”.

Conciencia es diferente que atención

La conciencia no es lo mismo que la atención porque una de las funciones de la conciencia es dirigir la atención. Un matiz fundamental es que todo lo que es consciente ha sido atendido previamente, pero no todo aquello que ha sido atendido o que ha sido procesado se hace consciente.

William James, considerado el padre de la psicología moderna, decía en 1890: “Mi experiencia es aquello a lo que accedo a prestar atención”. Él no veía la conciencia como una sola cosa sino como un proceso que comparó metafóricamente con la corriente de un río, llamándola “la corriente de la conciencia”.

Se podría decir que la atención es un proceso neurocognitivo que precede a la percepción y a la acción, y que resulta necesario para la memoria y el aprendizaje.

En palabras del gran psicólogo José Luis Pinillos, “la atención es un proceso de focalización perceptiva que incrementa la conciencia clara y distinta de un número central de estímulos, en cuyo entorno quedan otros más difusamente percibidos”.

Teniendo en cuenta las diferencias entre el significado de ‘conciencia’ y ‘atención’, cuando le añadimos a ambos el adjetivo ‘plena’, le atribuimos el mismo significado y las intercambiamos, aunque el modo más correcto sea decir ‘conciencia plena’. Esto es apropiado siempre y cuando nos refiramos por ambas a la palabra en lengua Pāli ‘satipatthāna’.

Etimología

La palabra mindfulness es en sí misma tan vaga que podemos incluir en ella todo lo que queramos. En pocas ocasiones reconocemos que fue elegida como interpretación de la palabra ‘sati’ en un punto concreto del tiempo, después de que otros términos fueran elegidos y descartados por considerarse inadecuados. Parece que el primer erudito que tradujo la palabra sati como mindfulness fue el gran traductor británico T.W. Rhys Davids, fundador de la Pali Text Society. En una de sus traducciones de los textos pali dice que “sati se convirtió en la memoria, recolección, traer a la mente, ser consciente de, ciertos hechos específicos. De ellos el más importante es el carácter no permanente (el llegar a ser como resultado de una causa y, nuevamente la extinción) de todo fenómeno, corporal o mental. E incluye la repetida aplicación de esta consciencia a cada experiencia de la vida, desde un punto de vista ético”.   

Tenemos además dos términos:

  • Upatthāna’, que significa ‘la aplicación, el establecimiento de’, que es lo que uno hace con mindfulness.
  • Patthāna’, que significa literalmente ‘acercar’ a la mente de uno, es decir, tener presente, permanecer consciente. 

De esta combinación surgen dos términos compuestos:

  • Sati-upatthana’: “presencia de la atención plena” o “establecimiento de la atención plena” o “despertar la atención plena”, que subraya las cualidades mentales coexistentes con la atención plena o antecedentes a ella.
  • ‘Sati-patthāna’ que se aplica a conceptos como ‘fundamentos de la atención’, ‘atención consciente’, ‘aplicación’ o ‘establecimiento de la atención’.

Si bien el último análisis y traducción es más tradicional, el primero ha recibido autoridad etimológica y contextual por parte de eruditos budistas contemporáneos como Bikkhu Analayo y Bikkhu Bodhi.

Satipatthāna se refiere a la atención plena y despierta que nos permite captar, penetrar, esclarecer, ver y comprender las cosas como realmente son, es decir, que nos permite ser plenamente conscientes. Satipatthāna se ha traducido al inglés como mindfulness.

Desde el punto de vista morfológico, mindfulness es un neologismo formado por el adjetivo mindful y el sufijo -ness, que lo convierte en sustantivo y le atribuye un significado similar al de awareness y consciousness, pero enfatizando la el concepto de mente como la parte de la persona que le permite ser consciente de las cosas, pensar y sentir. En castellano la traducción de la palabra mindfulness es conciencia plena (o atención plena) y se corresponde con la traducción de satipatthāna. Con lo cual, satipatthāna, mindfulness y conciencia plena pueden considerarse términos equivalentes.

El mindfulness en el camino budista

La incorporación de la práctica sistemática del mindfulness en el ámbito de la reducción de estrés y la psicoterapia ha tenido un efecto profundamente transformador en la medicina moderna en lo que concierne a nuestra capacidad para regular, afrontar y superar las vulnerabilidades humanas. Desde que Jon Kabat-Zinn comenzara en 1979 con el ‘Programa de Reducción de Estrés basado en Mindfulness’ en el centro médico de la Universidad de Massachussetts, el uso de mindfulness ha sido adoptado por innumerables centros médicos, hospitales y clínicas alrededor del mundo. Luego su aplicación se extendió hacia la psicoterapia, donde ha demostrado ser un instrumento válido a la hora de ayudar a pacientes con trastornos mentales como la depresión, la ansiedad o la obsesión compulsiva.

Aunque el uso de mindfulness con propósitos médicos y terapéuticos puede parecer en principio una innovación moderna, en realidad, sus raíces se remontan a veinticinco siglos atrás hasta las enseñanzas del Buda, quien vivió y enseñó en el noroeste de la India en el siglo V a.C. El Buda ofreció sus enseñanzas, llamadas el Dhamma (Dharma en sánscrito), no como un conjunto de doctrinas que exigían fe, sino como un sistema de principios y prácticas orientadas al apoyo de las personas en su búsqueda de felicidad y libertad espiritual. En el núcleo de estas enseñanzas se encuentra un sistema de entrenamiento que lleva a la comprensión profunda y superación del sufrimiento.

Según Robert Sharf, Presidente del Centro de Estudios Budistas de Berkeley, mindfulness significa en el ‘Satipatthana Sutta’ (Discurso del Buda sobre la atención plena) recordar y recoleccionar nuestra atención para ver la verdadera naturaleza de los fenómenos como:

Las ‘Cinco facultades’: 

  • Fe: entendida como convicción o creencia.
  • Energía: entendida como persistencia o perseverancia.
  • Mindfulness: presencia y atención plena.
  • Quietud de la mente: entendida como concentración y no distracción.
  • Sabiduría: entendida como entendimiento y comprensión.

Los ‘Siete factores del despertar’:

  • Mindfulness: mantener la conciencia de la realidad.
  • Investigación: de la naturaleza de la realidad.
  • Energía: determinación y esfuerzo.
  • Alegría: éxtasis.
  • Tranquilidad: relajación del cuerpo y la mente.
  • Concentración: estado mental tranquilo y concentrado o conciencia clara.
  • Ecuanimidad: aceptación de la realidad tal y como es, sin ansiedad ni aversión.

El ‘Noble Óctuple Sendero’, la cuarta de las ‘Cuatro Nobles Verdades’ en las que comprimió sus enseñanzas el Buda ( existencia del sufrimiento, origen del sufrimiento, cesación del sufrimiento y camino que lleva a su cesación):

  • Recta visión 
  • Recta intención
  • Recta palabra
  • Recta acción
  • Medios de vida correctos
  • Recto esfuerzo
  • Recta atención/mindfulness
  • Recta concentración

La recta atención o mindfulness es el séptimo elemento del camino, ubicado entre el recto esfuerzo y la recta concentración y que conecta la aplicación energética de la mente con su quietud y unificación.

Aparte del contexto meditativo, sati o mindfulness tiene otro rol en el Noble Óctuple Sendero, que es ser el garante de la práctica correcta de todos los otros factores asociándose con la recta visión y el recto esfuerzo.

Esto puede volver problemática la interpretación de mindfulness como un tipo de consciencia vacía intrínsecamente de discriminación, evaluación o juicio. Esta caracterización del mindfulness ha logrado muchos adeptos en la literatura popular sobre la meditación, pero no cuadra bien con los textos canónicos y puede incluso conducir a una visión distorsionada acerca del modo en el cual mindfulness debe ser practicado.

Hay ciertas ocasiones en las que el cultivo de mindfulness requiere que el practicante  suspenda la discriminación, la evaluación y el juicio y adopte en su lugar una observación simple. Sin embargo, para cumplir el rol como parte integral del Noble Óctuple Sendero, mindfulness tiene que trabajar al unísono con la recta visión y el recto esfuerzo. Eso significa que el practicante de  mindfulness debe, en ciertos momentos, evaluar las cualidades mentales y las acciones intencionales y jugarlas, (entendiendo este juicio como discernimiento) y comprometerse con acciones significativas. Junto con la recta visión, mindfulness permite al practicante distinguir las cualidades saludables de las insalubres, las acciones buenas de las malas, los estados beneficiosos de la mente de los dañinos. Junto con el recto esfuerzo, promueve la eliminación de las cualidades mentales insalubres, y la adquisición de cualidades saludables. Únicamente de este modo la práctica de mindfulness puede sentar las bases para que surja una correcta sabiduría y erradique las raíces del sufrimiento.

Un abrazo grande y afectuoso y muchas gracias por leerme,

Ismael

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